domingo, 27 de octubre de 2013

¿Real? La Pregunta por lo Real

Leonardo Da Vinci. Cuaderno Personal

 

¿Real? 

(La Pregunta por lo Real)


Autor: Marco Antonio Loza Sanjinés

 

 

Proposiciones de entrada



1.) Queremos entender lo Real inventado por Lacan a partir de la pregunta: ¿Qué es lo Real?

2.) Sostenemos que dicha pregunta no puede formularse, pues contiene en sí misma un error, de la misma clase de error que la que se desliza cuando preguntamos ¿qué es? dirigido al ser. Consideramos que lo Real debe ser tratado lógicamente, como se piensa sobre el Ser, la palabra parlêtre que inventa Lacan lleva en sí mismo un equívoco, ya que en francés se usa la misma palabra être tanto para ser como para ente. El error de la pregunta: ¿Qué es lo Real? es de insuficiencia (*), eso nos lleva a la ambigüedad de lo Real, es decir, al equívoco de lo Real:

2.1.) Primer equívoco, no hay Reales, en plural, sólo Real, en singular.

2.2.) Segundo equívoco, lo Real no  es la realidad. Lo “que es” constituye la realidad. El “aquello” o el “así es” corresponde a lo Real.

Corolario: no se puede definir lo Real como se definen las cosas que son en el mundo.

3.) Así como se distingue entre el ser y el ente, nosotros distinguimos Real de realidad. No olvidemos que Lacan, en su última enseñanza, transforma al sujeto barrado en parlêtre  (hablanteser o ser hablado y hablante), nosotros postulamos que Lacan utiliza este neologismo para distinguir al ser del ente. El sin-sentido que habla en el sujeto, origina el sentido, como defensa ante lo Real, es decir, el acto de la palabra oculta el ser.

4.) ¿Es posible escribir sobre lo Real lacaniano únicamente mediante el equívoco? Por el momento, sostengamos que sí, tal como el equívoco dice sobre el inconsciente.

La pregunta por la Pregunta


Toda pregunta articula el saber con el no-saber, en una pregunta sé lo que no sé (pensemos en la fórmula del Banquete de Platón, la distinción entre el que ignora que no sabe, el que sabe que no sabe y el que sabe que sabe. Sólo el segundo enunciado es el saber del filósofo). El saber está circundado de no-saber. En cambio, en el preguntar, el no-saber está rodeado del saber. El preguntar se encuentra en el orden del saber, pero insertando en él un saber del no saber. Al preguntar sé lo que no sé y sé lo que sé. En todo preguntar existe un movimiento que va de lo no sabido a lo sabido, esto es, hay una búsqueda de alguien de algo. Hay alguien que pregunta y un algo a que se pregunta.

Ahora bien, todas las preguntas pueden ser formuladas sobre las cosas de este mundo, sobre la realidad y, por lo mismo, una característica principal es que se pueden formular muchas preguntas, nunca un ente muestra un solo aspecto. De una cosa en el mundo siempre se puede saber algo más. Pero, y ante todo, toda pregunta, como búsqueda, siempre debe ser contestada por quien pregunta y quien pregunta es simplemente un intermediario entre la pregunta y lo preguntado.

En cualquier pregunta concurren estos cuatro puntos esenciales:
  • El que pregunta.
  • Aquello de que se pregunta.
  • Aquello que se pregunta.
  • Aquello a que se pregunta.
Podemos ejemplificarlo —provocativamente— preguntando: ¿Qué es la realidad? La realidad constituye “aquello de que se pregunta”; lo que sea es “aquello que se pregunta”; sólo un sujeto puede preguntarse a sí mismo sobre la realidad, es “aquello a que se pregunta”, un sujeto se interroga, en su búsqueda, sobre la realidad y él mismo responde, entonces ocurre que el “aquello a que se pregunta” se identifica con “aquello de que se pregunta”.

La pregunta por lo Real


En lugar de preguntar directamente sobre ¿Qué es la realidad?, deberíamos haber ido “de abajo hacia arriba” y preguntar por ejemplo: ¿Qué es el triángulo? o ¿Qué  es el hombre? Y habríamos caminado en nuestra búsqueda hasta la realidad, hasta lo que existe, siguiendo así la regla lógica del género próximo y la diferencia específica. Pero una vez arribado a este punto preguntaríamos, ¿qué hace que la realidad sea la realidad? La pregunta de Leibniz: ¿Por qué existe algo en lugar de nada? En este punto el lenguaje falla y no podemos seguir, todas las preguntas corren el peligro de transformase en aporías, por eso Lacan pudo decir que “lo real es sin-sentido”, es decir, no responde a ninguna pregunta, no hay ”aquello a que se pregunta”, se esfuma. Lacan también pudo decir que lo real sólo corresponde a una interpretación del inconsciente, a una interpretación de un saber que se sabe sin saberlo.

Nosotros encontramos aquí, que la verdadera pregunta, la que no puede realizarse, es la pregunta por el ser, proponemos que el problema ontológico, en su historia, vuelve —como el retorno de lo reprimido— como Real.

Hay una imprecisión, un encuentro —siempre fallido— entre el habla y el cuerpo, entre lalengua y el cuerpo. Lalengua es un acontecimiento del ser del hombre, para que se dé el lazo del ser con el ente, en totalidad. Si el hombre pertenece a la totalidad reunida del ente es por medio de lalengua. Y, sin embargo, dice Heidegeer: "el habla es lo que primero crea el lugar abierto de la amenaza y del error del ser y la posibilidad de perder el ser, es decir, el peligro" (**).

Ahora bien, el Psicoanálisis no es una Ontología.

Notas:


(*) Desarrollamos, seguimos e interpretamos aquí, al filósofo boliviano Rubén Carrasco de la Vega, de quien escuchamos la ponencia: La Einailogía. Primer Encuentro Boliviano de Filosofía en La Paz, 1991.
(**) Martin Heidegger. Hölderlin y la esencia de la poesía, en: Arte y Poesía. (México: Fondo de Cultura Económica; 1992). Pág. 133.