domingo, 14 de julio de 2013

Nociones sobre El Fantasma Fundamental (Primera Parte)

René Magritte. La condición humana. Ginebra, 1935.


NOCIONES SOBRE EL FANTASMA FUNDAMENTAL (PRIMERA PARTE)


Autor: Marco Antonio Loza Sanjinés


Introducción

 En este fragmento de un caso clínico, cuya presentación realiza Marie-Hélene Brousse (1), se encuentra la noción principal del Fantasma Fundamental:

“Se trata también de palabras bajo la forma de relato, por sus padres, de una pequeña escena de la infancia de la cual él no tenía otros recuerdos que estas palabras: tiene ocho o nueve meses, y rehúsa las exigencias de sus padres de hacer caca en la pelela (sic), él rehusaba y se hacía caca en los pañales limpios. Un día su padre le dijo a su madre: le voy a mostrar que se debe ser limpio; entonces el padre toma el pañal sucio y se lo refriega por la cara. El padre se mostró contento incluso cuando lo contaba años después porque desde ese momento el chico no volvió a hacerse encima”
"Desde esta construcción de una marca en el cuerpo, el analizante se encontró en la mierda, la mierda era su universo y la fórmula que organizaba todas las circunstancias de su vida, como todas las formas de su relación con el Otro, que era cagar al Otro o ser cagado por el Otro. El fantasma es el marco del mundo, por ejemplo, su relación con el saber podía resumirse en los profesores lo cagaban en los exámenes, los jefes de servicio lo cagaban en su trabajo y así sucesivamente. Por otro lado se dedicaba a echar mierda al Otro en cada situación institucional en la cual se encontraba, o sea que estas son las formas imaginarias que adopta este dato fantasmático de cagar-ser cagado, era un cagador".

Este es un "relato" que tiene una estructura con tres personajes: el agente del castigo, el que lo sufre y el sujeto. El sujeto tiene relación de implicación con los otros dos. El sujeto está allí como espectador, debe presenciar algo que está hecho para él, se le da a saber algo. En el fantasma, entonces, el sujeto está implicado como guionista, espectador y protagonista. El que sufre el castigo es el medio, el instrumento, en que una figura de autoridad (el padre) le hace saber que lo quiere. Es una comunicación de amor. En el caso de Brousse, de desamor del padre. Se escribe allí no otra cosa que el goce sobre el cuerpo. Un axioma que funcionará para dar cabida a la lógica de percepción de la realidad. Tal, el Fantasma denominado Fundamental. La formalización de un fantasma está dada por la construcción de una frase, es decir, es simbólica y lógica. 

Tomemos un ejemplo literario (2):
En el relato de la leyenda del rapto de Helena por Paris, tenemos que Paris, siendo huésped de Menelao rey de Esparta, se enamora de Helena. La situación inicial se puede formular mediante un enunciado con tres actores (actantes, en la terminología greimasiana, sememas con capacidad de acción):

Situación Inicial = S1 ᴧ O ᴠ S2
Donde:
S1 = Menelao
S2 = Paris
O = Helena
Con: (ᴧ) = Conjunto y (ᴠ) = Disjunto.
Con la ayuda de Venus, París rapta a Helena, hay entonces un cambio en la situación inicial, Paris resulta conjunto (ᴠ) con Helena y Venus opera como el poder que vehicula ese cambio de estado:
S2 /Venus/ [(S2 Op) (S2 Op)]
Así:
S1 /  = S2 / [(S1 O S2) (S1 O S2)]
Dándose la situación Final:
 Sᴠ O ᴧ S2
Helena es llevada a Troya, realizando el vínculo entre Paris (S2) y Helena (O), que implica la separación entre Menelao (S1) y Helena (O).

Tal la modelización lógica (simplificada) de un relato.

La fórmula lacaniana del Fantasma Fundamental

Esta es la famosa fórmula del fantasma de Lacan: 





El sujeto del inconsciente $ está en relación con el objeto a constituyendo así la estructura del Fantasma. Esta relación es cuádruple:

1º Implicación directa, si: $ a 
$ a; o $ a
2º De implicación inversa, si: a $
$ < a; o $ c a
3º De disyunción o unión:
$ ᴠ a U a
4º Conjunción o intersección:
$ ᴧ a$ a


Pero nunca la igualdad. Observemos, también, que la doble implicación se refiere al lugar no al término, (aquí matemas): uno es el lugar del sujeto barrado y otro el de la causa de su división.

Esta fórmula aparece publicada por primera vez  en: “De una cuestión preliminar a todo tratamiento de la psicosis” (3), en el contexto de la explicación del esquema R, en una nota en la que Jacques Lacan sostiene que ubicar, en ese esquema el objeto "a" (lo llama “objeto”), “es interesante para esclarecer lo que aporta en el campo de la realidad (campo que lo tacha)” (Escritos. pág. 535). Más adelante, señala que este campo —el de la realidad— “sólo funciona obturándose con la pantalla del fantasma” (ibíd.), es decir, el fantasma viene a cerrar una abertura, se interpone entre el sujeto y el campo de la realidad, “lo tacha”. Lacan se opone así, a cualquier subjetivación del campo de la realidad, esas en las que la realidad está presa de todo tipo de identificaciones:

“Es pues en cuanto representante de la representación en el fantasma, es decir como sujeto originalmente reprimido, como el $ , S tachado del deseo, soporta aquí el campo de la realidad, y éste sólo se sostiene por la extracción del objeto " que sin embargo le da su marco” (ibíd.)

El texto: “De una cuestión…” constituye lo más importante de los dos primeros trimestres de su Seminario Las Psicosis, la nota es de 1966 (año del Seminario: La Lógica del Fantasma), añadida a la edición de los Escritos. En este texto Lacan había desplegado el denominado


Esquema R:









Que —dice Lacan— “representa las líneas de condicionamiento del perceptum, dicho de otra manera del objeto, por cuanto estas líneas circunscriben el campo de la realidad, muy lejos de depender únicamente de él”. (Escritos. Págs. 534-535, subrayado nuestro).
El esquema R está conformado por dos triángulos:
·      El simbólico, cuyos vértices son: I-M-P, donde I = Ideal del Yo: M = Objeto Primordial (madre): P = Nombre del Padre.
·      El imaginario, cuyos vértices son: i-m-f; donde: i = Yo; m = Imagen especular; f = Falo.

Entre ambos triángulos, Imaginario y Simbólico, se encuentra el cuadrángulo “que representa las condiciones bajo las cuales la realidad se ha restaurado para el sujeto: para él especie de islote cuya consistencia le es impuesta después de la prueba por su constancia, para nosotros ligada a lo que se le hace habitable, pero también que lo distorsiona, a saber retoques excéntricos de lo imaginario I y de lo simbólico S, que la reducen al campo del desnivel entre ambos”. (Escritos. Pág. 555). Sin embargo, el cuadrángulo en realidad es un plano proyectivo, por eso coinciden i con I y m con M; si se unen estos puntos tenemos una banda de Moebius:




Con lo cual está dicho todo, puesto que entonces ese campo no será sino el lugarteniente [en el original: tenant-lieu, inversión de lieutenant] [teniente-lugar] del fantasma del que este corte da toda la estructura”, (Escritos. Pág. 535)
De ahí que surja la fórmula: $ ◊ a, ya que el corte de la banda es el sujeto $ que adviene recubriendo el campo de la realidad en relación $ ◊ a (conjunción-disyunción, más todas las relaciones, menos la igualdad) con el objeto “a” situado en el camino que va de lo simbólico a lo real. Así: El sujeto como representante de la representación (Vorstellungsrepräsentanz) soporta el campo de la realidad. Pero, la realidad sólo se sostiene porque de ella se extrae el objeto “que, sin embargo le da su marco” (Escritos. Pág. 535). La analogía pertinente aquí es la de los párpados que se extraen de la imagen que se mira pero a la cual le dan su marco. Lacan define así al fantasma en el Seminario 5, donde lo presenta por primera vez: 


“El fantasma lo definiremos, si les parece, como lo imaginario capturado en cierto uso de significante.” (Seminario 5. El Obsesivo y su Deseo, pág. 417)


Observamos en la frase anterior algo que es característico del fantasma: su doble estatuto como imaginario y como simbólico, el fantasma está conformado por imágenes y por significantes. Esto está presente en la fórmula misma, pues el $ es el sujeto del inconsciente producto de la cadena significante, es el símbolo de la falta en ser, esa falta en ser que tenemos como hipótesis frente al discurso del analizante, presentado generalmente como queja; y el objeto “a” que es un semblante (4), es decir, que no es verdadero ni falso, sino que pertenece al movimiento que va de lo simbólico a lo real (5). Tal como lo muestra el esquema que Lacan presenta en la lección VII del Seminario Aún, dando comienzo al desarrollo de los nudos (6):


.



La falta en ser que es el sujeto, tiene un punto de anclaje (donde se da el desvanecimiento del sujeto), de detenimiento en el objeto “a”, la fórmula lacaniana marca este punto de detenimiento, tal como se ve en la práctica clínica, con esa inercia del fantasma en relación con el síntoma que aparece como el desfile de los significantes.

El escurridizo y omnipresente objeto “a”

El objeto “a” es causa del deseo: senos, heces, mirada, voz; pero que tiene la misma construcción formal que el cero, el punto de fuga en la pintura o el papel moneda, es decir, semblante. Punto de fuga de la pulsión: oral, retención/donación, escópica e invocante, respectivamente. Volviendo al ejemplo que desenvolvimos en la introducción, cuando se habla de “mierda” no se refiere concretamente al excremento sino a la “actividad de retención/donación que sostiene un funcionamiento pulsional”. Porque, es el objeto pulsional “captado en una actividad que no se reduce nunca a un objeto pasivamente colocado, encuentra en este objeto corte, en este “eso no es eso”, la definición más precisa que pueda darse” (7).

Los objetos "a" son causa del deseo, la causa de la división del sujeto, pero siendo la causa no es su sostén, el fantasma es el sostén del deseo.

El objeto “a” funciona en el fantasma dando la apariencia de que es posible complementarse con un ser, es decir, tiene la función de velar lo real, lo imposible de nombrar, porque falta el significante de la relación sexual (8). "[La] inconmensurabilidad del objeto a respecto de la unidad que implica la conjunción de seres de sexo opuesto en la exigencia subjetiva de su acto.”  (9)

Se pega a un niño

Ahora bien, el fantasma conformado por dos órdenes diferentes, tiene que decantarse, mediante una construcción simbólica, hasta conseguirse un axioma, aquél que, junto con algunas definiciones, conforma un sistema lógico. El fantasma como axioma se conforma en una proposición, pero que es verdadera (en el sentido lógico de verdad) (10). Y aquí llegamos al ejemplo princeps de Freud: “Se pega a un niño”, que Freud reconstruye en tres tiempos lógicos, en uno de los cuales ubicará al Fantasma Fundamental. “No sé nada más, se pega a un niño” producía una excitación sexual en una mujer llevada a la asociación libre. Freud establece estos tres tiempos lógicos (11):

1º El recuerdo de que el padre pegaba a otro niño del que ella tenía celos, acotado en la frese: “el padre pega a un niño que odio”.
3º En un segundo recuerdo ella sostiene que el padre puede pegar a otro niño y mostrar preferencia por ella. La frase que ahora se articula dice: “el padre pega a otro niño y no quiere a nadie más que a mí”
2º Segundo tiempo lógico, nunca evocado por el sujeto y reconstruido con los elementos de la asociación libre por Freud, produce el fantasma: “mi padre me pega”.

El “No sé más” establece aquí ese punto del inconsciente como un no saber, que además, da aquí su punto de resistencia, ya que está implicada una relación amorosa: “soy amada por el padre”.

Notas:

(1) Marie-Hélene Brousse. Texto presentado en el Seminario Hispanoparlante del Campo Freudiano. Inédito.

(2) Blanco, D y bueno, R. Metodología de Análisis Semiótico. (Perú: Universidad de Lima, 1983). Págs. 80-81.

(3) Jacques Lacan. Escritos 2. (México: Siglo XX Editores, 1998). Pero ya este algoritmo es presentado en el Seminario 5, Las Formaciones del Inconsciente, 1957-1958. (Buenos Aires: Paidós, 2003), en la clase del 16 de marzo de 1958, “Las fórmulas del Deseo” (pág. 311); “Las Máscaras del Síntoma”, (pág. 341) y en “El Significante, la Barra y el Falo”, donde presenta por primera vez el Grafo del Deseo.

(4) Semblant, neologismo de Lacan, homófono de asemble, conjunto. En el castellano tenemos semblante, del catalán semblant, del latín similans, -anis, participio presente de similare. Tenemos al mismo tiempo, semble, del latín simul y también semble, del latín simile, semejante. María Moliner. Diccionario de Uso del Español. Gredos. Versión digital, 3.0.

(5) Aclaración sin duda importante, pues generalmente se presenta al objeto “petit a” como real, siendo "del orden de lo real" (Lacan. Seminario 13, El Objeto del Psicoanálisis. Inédito). Marcando también la preeminencia de lo real sobre lo simbólico del último Lacan.

(6) Lacan. Seminario 20, Aun. (Buenos Aires: Paidós, 1992). Pág. 109.

(7) Guy Le Gaufey. El Objeto a de Lacan. (Buenos Aires: El Cuenco de Plata, 2013). Pág. 192.

(8) No existe la proporción sexual, por supuesto hay encuentros sexuales, lo que no hay es el significante de la “relación entre los sexos”. Lo que quiere decir, también, que es la ausencia de sentido la que funda el sentido. Al respecto Cf. Lacan, El Atolondradicho. Para un comentario vinculado con el “ausentido”, Cf. Alain Badiou y Barbara Cassin. No Hay Relación Sexual. (Buenos Aires: Amorrortu, 2011).

(9) Lacan. La Lógica del Fantasma. Reseña del seminario. En: Otros Escritos (Buenos Aires: Paidós,  2012). Pág. 346.

(10) Por ejemplo cuando se demuestra un teorema utilizando axiomas y relaciones formales. Dos características se presentan: su formalización y su necesidad. 

(11) Sigmund Freud. Freud Total 2.0. Versión digital, Ediciones Nueva Hélade.